Reconócelo, los poros dilatados afean tu piel por muy cuidada que esté.
Con el paso del tiempo la piel pierde firmeza, se vuelve más flácida y el tamaño de los poros se agranda, pero no tienes que resignarte, ponte en acción con estos sencillos pasos:
1. Limpia en profundidad.
2. Exfolia, sin miedo, para liberar tus poros y dejar respirar a la piel.
3. Aplica un reductor de poros que además ayude a calmar la piel tras la exfoliación.
4. Utiliza una pre-base matificante que dismule la apariencia de tus poros sin obstruirlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario